Antu Ruca quiere ser una casa para todos, luminosa como el sol; tranquila y sencilla como el huso; por eso hilamos, por eso tejemos e invitamos a compartir esta tarea “simple como un anillo”, firme como la urdimbre y libre como el vuelo de la mariposa.
“ Había una vez…hermosas tierras, montañas, pampas, rios, plantas, arboles, flores, pajaros, mariposas, todo tipo de animales, olores y sabores, que el hombre disfrutaba y cuidaba…"
No eran salvajes los que poblaban el continente americano, eran centros de civilizaciones aborigenes; en America del Sur el Tahuantinsuyo (el imperio Incaico), que en idioma Qechua significa “las cuatro partes”. Una de ellas el Kollasuyo, la parte sur abarcaba las provincias de Tucuman, Catamarca, territorios adyacentes a Los Andes hasta Cuyo, se dedicaban a la agricultura, la ganadería y el arte textil.
El arte textil, en los comienzos, utilizaba como material las fibras vegetales, la lana de los camélidos (alpacas, llamas, guanacos y vicuñas). Con la llegada de los españoles se introducen las ovejas y comienza la caza indiscriminada de camélidos para obtener su lana, matándolos y llegando a ser especies en peligro de extinción. La vicuña y el guanaco se han mantenido en estado salvaje, la llama y la alpaca se han adaptado desde siempre a la conviviencia con los humanos.
Nuestros productos son realizados con la lana de nuestras llamas, hilada y tejida por nuestras manos, por nuestros sentimientos y pensamientos, imaginando cada diseño, imaginando para quien será y agradeciendo a nuestros antepasados, a nuestras raíces, a nuestros animales, la inmensa sabiduría, el amor y la salud que nos han legado.
Antu Ruca es la síntesis de nuestra búsqueda de una plena sencillez, nuestro horizonte, es la casa que hemos construido desde la gratitud. Es también nuestra familia, nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros animales.
